Si pudiera

Dicen que nunca tendrás una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión. Cierto y obvio al mismo tiempo.

También dicen que la vida siempre te da otra oportunidad. Cierto también, pero no tan obvio.

Luego hay lugar por las posiciones mas difuminadas.
Por ejemplo, cuando de pie en la andana dudamos si subirnos al tren que tenemos delante, preguntándonos si otro pasará. ¿Y si fuera el ultimo? ¿Y si el próximo fuera mejor, mas rápido o mas cómodo?

La experiencia acumulada con el paso de los años nos debería permitir evitar los errores del pasado y permitirnos aprovechar las segundas oportunidades en la vida.
¿De que servirían entonces las segundas oportunidades si volviéramos a tropezar en la misma piedra?

Rouge, noir.
Pair, impair.
Faites vos jeux, rien ne va plus.

E se domani

Todos los compañeros de viaje en este barco del Parkinson tenemos marcada a fuego en la memoria y en el alma una fecha: el día del diagnostico.

Ese día lo cambió todo.

Hay un antes y un después en nuestras vidas en aquel día.
La persona que entró en la consulta del neurólogo solamente se parece a la que salió por la misma puerta minutos después.

El día antes estábamos preocupados por el jefe gruñón en el trabajo, por esperar el viernes que parece no llegar nunca y un largo etcétera.
El día antes poco sabíamos de esta enfermedad, quizás sabíamos de algún conocido que la padecía, que el Papa Juan Pablo II, Michael J. Fox, Muhammad Ali y poco mas.

El día después el cielo tenía otro color.
El día después sabíamos hasta la fecha de nacimiento del doctor James Parkinson, la dopamina, los agonistas y sobretodo la levodopa.

Según las estadísticas, cada 9 minutos se diagnostica el Parkinson a una nueva persona en el mundo.

Al terminar el día de hoy la palabra PARKINSON le acabará de cambiar la vida para siempre a 160 personas.

Te imaginas que hay 160 personas por allí, ignorando que les espera al cruzar el umbral de la puerta de una consulta medica.

Suerte.
Que tengamos suerte.
Necesitamos mucha suerte.