La ventana al mundo que me ofrece el blog, me empuja hoy a escribir un mensaje, mas bien una carta abierta a todos los que la quieran recibir.
Después de flirtear durante unos tres años con unos síntomas en principio poco claros pero de intensidad creciente (dolores musculares en la muñeca y mano derecha, fatiga para escribir, tropiezos frecuentes siempre con el pie derecho, etc.), no me decidí a acudir al neurólogo hasta que comprobé la imposibilidad de escribir siempre que me encontraba bajo tensión.
Finalmente y con mucho miedo decidí acudir a un neurólogo.
Internet puede ser una gran ayuda o una tremenda maldición si te atreves a usarla para fundar tus miedos.
Después de la exploración, las preguntas y los examenes de rigor, a la luz de lo que lees en la red, casi llegas a rogar que sea un PK con todas las de la ley.
Las alternativas pueden llegar a ser hasta mas devastantes.
Sin embargo nadie está preparado para recibir el diagnostico.
Te acaba de atropellar un camión y tu no has podido ni tomar el numero de matricula.
... y si se equivoca el neurólogo? Vamos a por una segunda opinión.
Tus ultimas esperanzas se hacen añicos delante de la confirmación del diagnostico (a día de hoy mas bien de una condena)
Con 41 años te acaban de poner una fecha de caducidad y de repente eres otra persona.
Una vez superado el aturdimiento y cuando la niebla que te ofusca el pensamiento empieza a disiparse, empieza el repaso a tu vida pasada y tus planes de futuro.
Es posible planificar cuando nadie sabe decirte si dentro de un año o dos estarás en condiciones de salir a la calle por tu propio pie, de seguir conduciendo, de poder trabajar.
El trabajo...... que pasará con la casa que te acabas de comprar con una hipoteca a 30 años (hasta ayer tenias planes para cuando terminarias de pagar) si te vas a quedar sin empleo?
En tu trabajo temblores, tartamudeos o pasajes en blanco no se permiten (que pensara el cliente...).
A la mínima señal de debilidad, estas de patitas en la calle.
Entonces, justo cuando necesitas ayuda y apoyo, pasas a engrosar las filas de los que deciden llevar su cruz en silencio (mientras se pueda ocultar bajo el disfraz de normalidad).
Sacando a lucir el lado positivo (el que no se conforma es porque no quiere) el diagnostico tiene el poder de reordenar tus prioridades y focalizarte en lo esencial.
Familia, amigos, solidaridad, ayuda mutua y, como no, información, información, información.
Te haces fuerte de tu voluntad pero los miedos esperan en la sombra:
- seguirá conmigo mi pareja hasta el final?
- podré hacer frente a mis obligaciones económicas?
- cuanto durará mi independencia de terceras personas?
- como me afectará la medicación?
- como afectará la noticia mis amistades?
¿Que puedo hacer yo para ayudar?
A partir de aquí fui descubriendo el mundo de los blogs y la gente estupenda que lo puebla (enfermos de PK o no)