La necesidad de la existencia de un enemigo y la lucha contra un enemigo común sirve para aglutinar grupos humanos, tribus, comunidades, pueblos y estados.
Un peligroso enemigo externo muchas veces aparece de manera espontánea o imprevisible, a menudo involuntaria, pero, si ese enemigo no existe, es necesario crearlo.
Sin un enemigo poderoso pueden darse las condiciones para que tenga espacio un disenso interno que ponga en peligro la conducción del líder y su posición de dominio.
La necesidad de la existencia de tal enemigo, su supesta peligrosidad y la inmediatez de la amenaza, viene escenificada y proyectada con un grado directamente proporcional al miedo del lider de perder su posición dominante y, a su vez, inversamente proporcional a las capacidades de ejercer el liderazgo mediante otras habilidades constructivas.
Utilizando la comunicación interna a la comunidad, comunicación que el lider controla, impulsa y dirige, se mantiene el nivel de "intoxicación informativa" necesario a alimentar el sentimiento de miedo a la realidad externa a la comunidad de pertenencia, al mismo tiempo que se refuerzan las ideas de seguridad y protección de la comunidad hacia sus integrantes, en el convencimiento de poder vivir en el mejor de los mundos posibles solamente dentro de ella.
Alternativamente se pueden emplear dos estrategias comunicativas:
- una basada en la ocultación de los hechos y su sostitución por la invención de otros;
- la otra basada en la trivialización de los mismos, sepultándolos debajo una avalancha de informaciones mas o menos relacionadas o parecidas.
En el caso hipotético de la imposibilidad de mantenerla credibilidad de la amenaza (por ejemplo por la desaparición del enemigo), el aparato informativo no tardará en declarar la victoria incondicional sobre el enemigo anterior para correr a reemplazarlo con un nuevo enemigo al cual atribuir poderes devastadores y perturbadores de lo "status quo" y de la armonía de la comunidad.
Los hombres son tan simples, y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que quien engaña encontrará siempre quien se deje engañar.
Niccolò Macchiavelli
Un mundo feliz - Aldous Huxley
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